Restaurantes

Le Domaine, gastronomía creativa con identidad

Una de las grandes revoluciones gastronómicas que hemos vivido en las últimas décadas en España ha sido la más que considerable mejora que desde el punto de vista culinario han experimentado los restaurantes ubicados en los propios hoteles.

Le Domaine, no iba  a ser menos. Un hotel entre viñedos, con una selección de vinos francamente buenos (el premiadísimo Abadí Retuerta Selección, los monovarietales  Pago Negrelada, Pago Garduña y Pago Valdebellon o el último proyecto el excelente Blanco Ledomaine), no podía dejar al arbitrio de la improvisación su cocina.

Las bases las puso el intuitivo e imaginativo Andoni  Luis Aduriz. Un trabajo que sus sucesores posteriores, Pablo Montero primero y Marc Segarra en la actualidad, vieron recompensado con la estrella Michelin conseguida el año 2014, cuando Pablo estaba al frente de los fogones. De Andoni, de Pablo, de importantes chef como Josean Alija o Rodrigo de la Calle ha aprendido lo mucho que atesora de técnicas y de conocimiento, el actual Jefe de Cocina del restaurante ubicado en el Refrectorio de la Abadía, Marc Segarra.

Me sorprendió verle, sin que se la cayeran los anillos, elaborar pinchos de lechazo a la hora de la comida en el Pool Bar de la zona de aguas exterior del hotel. Excelentes pinchos preparados con grandes dosis de humildad por un cocinero francamente interesante. Marc, en un marco excepcional como es el refrectorio donde hace mil años los monjes  comían o cenaban al compás de los rezos, desarrolla una cocina de alto nivel creativo, sin perder de vista ni la tradición gastronómica de estas tierras bañadas por el Duero, ni los ingredientes locales perfectamente elegidos atendiendo a los parámetros de calidad que un lugar así exige.

Este joven cocinero catalán fusiona desde los clásicos piñones de esta zona, al magnífico topinambo (un tubérculo andino), pasando por quinoas, tofes, cayenas o infusiones de tomillo. El resultado es un equilibrado menú, desde los entrantes a los latos principales, pleno de sabor, con raíz y medidas influencias de los cinco continentes.

Un menú imaginativo que sorprende sin dilación, y deja agradables sensaciones gustativas y visuales en todo momento. Y  todo además acompañado por una cuidada y acertada selección de vinos tanto de Abadía Retuerta como de otras marcas y zonas.

La oferta gastronómica del hotel se completa, además del Pool Bar, donde por cierto deguste un magnífico tartar de gamba de Palamós, con la Vinoteca, situada sobre La Cueva donde reposa la colección privada de la Bodega, donde de manera más informal y acompañado por los vinos Abadía Retuerta puedes iniciarte ya en la filosofía gastronómica de un hotel de mucho nivel en todos los sentidos.

Una gastronomía, no exenta como en el resto de servicios del hotel, por una extraordinaria calidad en el servicio.

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