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Taberna ‘Asturianos’, una apuesta segura

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En pleno barrio madrileño de Chamberí, en esta taberna atlética aun resuenan los “uyyyyyy” o los  “goooool” del antiguo Metropolitano, el mítico estadio del glorioso Atlético de Madrid que se ubicaba muy cerca de la taberna. Si acudís a ella, no dejéis de pedir a su actual propietario, Alberto Fernandez, que os enseñe una antigua foto de aquel templo donde el Atlético escribió históricas gestas. Os hablo de “Asturianos” (c/ Vallehermoso, 94. 91 533 59 47). Un excelente lugar donde mi admirado Manu Leguineche, vecino durante muchos años del barrio, disfruto de gastronomía y tertulia junto a Umbral o Rosa Maria Mateos. Me cuenta Alberto, que su padre Belarmino, tenia que abrir la taberna a altas horas de la madrugada para dar de comer al bueno de Manu, cuando éste venia de cubrir una guerra, Dios sabe donde. Cuanto disfruto conociendo estas intrahistorias de barrio y mucho más si están referidas a personajes que tanto admiro, como es el caso de Leguineche, cuya lectura de un de sus libros “El camino más corto” marcó mi vida al decantarme por el periodismo como oficio.

“Asturianos” es un bar centenario. Hace más de cien años, allá por los principios del siglo XX, lo empezó a regentar la Sra. Argentina, cuyo marido era sereno. El lugar cogió pronto fama, pues era parada obligada de todos los serenos de Madrid, bien al empezar o acabar su turno nocturno de trabajo. Ya en los años sesenta el local pasó a manos de un asturiano afincado en Madrid, D. Belarmino Fernandez quien junto a su mujer Dª Julia Bombín, una burgalesa de pro, empezaron a configurar lo que es en la actualidad esta taberna ilustrada, como la definiría mi buen amigo Lorenzo Díaz. Dª Julia, todavía al frente de los fogones, es una auténtica institución de la cocina madrileña. El pasado 2.012, la prestigiosa publicación “Metrópoli” la distinguió con el Premio a Toda una Vida: No es para menos. Esta ejemplar cocinera lleva más de cincuenta años de oficio, dando excelentemente de comer a todo aquel que se acerca a esta verdadera institución gastronómica. La buena mujer ha sido capaz de adaptarse al giro que han dado sus hijos, el inquieto y culto Alberto y su hermano Belarmino, para adaptar el antiguo bar de toda la vida a los gustos actuales. Su hijo Alberto la define como una “todoterreno” porque a los platos de siempre como la fabada asturiana o la carrillera, Dª Julia ha incorporado a la carta raciones en barra y platos en la mesa contemporáneos como las sardinas marinadas en sidra o el carpaccio de rape con caviar de erizos y vinagreta de arbequina. ¡Que gran mujer! Desde aquí mi admiración y todo mi reconocimiento a esta auténtica “cocinera sin estrella”.

Desde la tradición y con respeto absoluto a la misma, Alberto y Belarmino, los hijos de los fundadores han instalado la taberna en la modernidad. Ambos son unos profundos conocedores del mundo del vino por lo que el bar te ofrece la posibilidad de tomar los mejores y más actuales vinos, no solo de España, sino de las principales zonas del mundo. El grandísimo periodista José Manuel Bellver, dijo en una ocasión que “Asturianos” era el único lugar del mundo donde podías tomarte una fabada con un “Petrus” francés. No le falta razón. Siempre que acudo a su taberna, Alberto me obsequia el paladar con uno, para mí, de los mejores vinos del mundo, “Quinta do Vale Meao”, un extraordinario Douro portugués de una finura realmente única.

“Asturianos” es un punto de encuentro para los que amamos la buena gastronomía, las sobremesas, las animadas tertulias. En el fondo, no hacemos sino perpetuar la tradición de una taberna en la que la palabra y los mejores sabores se entremezclan componiendo instantes de felicidad.

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