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Lucio, el tabernero mayor del reino

A sus 86 años no ha perdido un ápice, ni de energía ni de lucidez. Lo volvió a demostrar durante la presentación en el Metropolitano de su amado Atlético de Madrid del último libro dedicado a su colosal figura escrito Alberto Vázquez Figueroa.

Lucio de Alberto Vazquez Figueroa

Un libro en el que transmiten tributo de agradecimiento al tabernero entre los taberneros, alguno de sus incondicionales clientes y amigos, como es el caso de Pepe Domingo Castaño, Antonio Garrigues Walker, Pedro Ruiz o Los del Río. En ellos podría estar representada la legión de admiradores con los que cuenta Lucio. Admiradores de todos los tiempos y lugares, porque el buen hacer y la bonhomía de este inclasificable e irrepetible titán de la restauración madrileña, española y me atrevo a decir que universal, trasciende a las épocas y a las fronteras.

Muchos de ellos quisimos acompañarle en una noche muy especial para él. Arropado por sus hijos, María, Javier y Fernando, que con tanto esmero están siguiendo la estela de su ejemplar padre, fue el homenaje que seguro Lucio hubiera deseado.

El reconocimiento de los clientes por los que él ha dado su vida. Nada le ha importado a Lucio más que el cliente. A él ha dedicado y dedica sus desvelos, su ingenio, sus indudables dotes para que, a la mesa, y endulzado ya el ambiente con su eterna sonrisa, sus chismes y chascarrillos, llegaran esos platos singulares que le han dado tanta fama. Y hablo del cliente en genérico, porque a Lucio nunca le importo la condición del mismo. Daba igual que fuera un presidente de los Estados Unidos, un Rey de España, Sofía Loren o Julio Iglesias. Todos los que atravesaban el umbral de su puerta han recibido la misma consideración. Esa es una de las claves de este arquetipo de la tradición tabernaria de la capital del Reino.

Vivaz, listo como el hambre, incansable trabajador, Lucio consiguió que su local no entendiera nunca de diferencias, ni ideologías y que favoreciera siempre el diálogo y el consenso. Ante los huevos de Lucio las discrepancias se han disipado siempre y se han alumbrado muchos entendimientos.

Todo este cúmulo de virtudes fueron destacadas en un acto, impecablemente presentado por el maestro Pepe Domingo Castaño, que finalizó con la entrega por parte del presidente del Atlético de Madrid y su Consejero Delegado, Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil, de una reproducción del Metropolitano y una camiseta del club de sus amores.

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