Homenaje a Don Luis Sanz Bustos propietario de la Bodega Dehesa de los Canónigos
Uno de los momentos más emocionantes en el XVII Campeonato Nacional de Pinchos y Tapas de la ciudad de Valladolid, fue el reconocimiento por parte de todos los asistentes en la Cúpula del Milenio a la figura de Don Luis Sanz Bustos, propietario de la bodega Dehesa de los Canónigos por su trayectoria de vida, su apoyo continuo a este concurso y a muchas causas benéficas.
Un merecido homenaje para un bodeguero que personifica la autenticidad. Su perfil de vida ha estado estructurada en torno a sólidos y enraizados valores como el de la tradición, el trabajo o el esfuerzo. Apasionado de sus viñas, su familia y sus amigos, Don Luis ejemplifica, como muy pocas personas he conocido, el arquetipo de hombre de orden y de bien.
La historia de esta mítica bodega es la historia del amor que Don Luis siente por su mujer Mariluz Cid. La finca donde está ubicada la bodega se iba a vender y Mariluz escribió en uno de los árboles “Dehesa querida nunca te volveré a ver”. Don Luis encontró, esa frase llena de añoranza y decidió renunciar a su carrera de medicina para dedicarse por completo a crear una de las bodegas más bellas y con vinos de más calidad de toda la Ribera del Duero.
Su objetivo y motivación fue siempre la de recuperar la Dehesa de los Canónigos, una finca perteneciente al clero, que vendía sus uvas a Vega Sicilia.
Don Luis con su máxima “antes uvas que cubas”, levantó lo que hoy es Dehesa de los Canónigos. Una bodega familiar construida con el armazón del amor que todos le tienen a esta tierra. Sentir la Dehesa marca el nexo de unión entre todos y preserva esas raíces que jamás se deben perder.
Un hombre fuerte y de carácter que ha transmitido sus inalterables principios a todos sus hijos. Dos de ellos, Iván y Belén se dedican por entero a la bodega, él primero como director general y ella como enóloga formada en las mejores escuelas y por los mejores bodegueros y enólogos amigos de su padre. La continuidad de estas cepas está absolutamente garantizada, en esta generación y en la próxima.
La grandeza que ha transmitido Don Luis a lo largo de toda su vida le ha merecido el reconocimiento de todos a su trabajo y dedicación. Un hombre único e irrepetible, muy querido, que ha luchado no sólo por su bodega, si no por ensalzar los vinos de la Ribera del Duero.
Emocionante reconocimiento, con todo mi cariño y sinceridad os digo, SE LO MERECE, espero ahora y siempre poder trasmitir el Legado que nos esta dejando, los valores, el esfuerzo y gran profesionalidad, pero sobre todo como persona, que junto con mi madre, otra gran persona, luchan día a día con su cariño por mantener la unión familiar e intentan hacer de sus cuatro hijos buenas personas, trabajadoras y nobles. Os quiero ENHORABUENA