Restaurantes

La Taberna de Elia en permanente evolución

He regresado, más de dos años después, al verdadero templo carnívoro madrileño de mi admirado Catalino Lupo, La Taberna de Elia. Lo he hecho de la mano de dos buenos amigos Luis Cepeda y Ana Mediavilla a quienes debo haber descubierto hace ya bastantes años a este infatigable restaurador que ha forjado su leyenda a base de mucha osadía y sobre todo mucho trabajo. El resto lo conforma su innato talento para sacar el máximo provecho a las mejores carnes que ofrece el mercado, bien por la vía de las debidas maduraciones, bien por su preciso conocimiento de las brasas, decisivas a la hora de asar las chuletas.

Catalino no deja de progresar. He encontrado su establecimiento ampliado y luminoso, tremendamente confortable. El equipo de cocina y de sala funciona a la perfección, con él, de director de orquesta atendiendo con su profesionalidad habitual cada mesa. Arrojando luz sobre el desconocimiento general que hay sobre esa complicada técnica que conforman las carnes maduradas y las distintas variedades que ofrecen un sinfín de posibilidades al paladar.

La carta permanece atenta al producto y a la temporalidad. En esta ocasión degusté uno de los mejores pistos que he probado nunca. Un pisto elaborado con verduras que como no podía ser de otra manera, Catalino asa en sus parrillas y con el que homenajea a su madre. Como dice el maestro Carlos Maribona, sólo por probar este pisto merece la pena acudir a la Taberna de Elia, pero este plato no es más que una manifestación del dominio y la versatilidad gastronómica que está adquiriendo este inquieto restaurador de origen rumano pero corazón y espíritu madrileño.

Pisto con huevos fritos en la Taberna de Elia

Las carnes conforman el principal atractivo de la Taberna. Catalino selecciona con mucho conocimiento las variedades y los cortes, procede a las debidas maduraciones y les da el punto perfecto en las parrillas. En esta ocasión nos decantamos por una excelente chuleta de vaca rubia gallega que llegó a nuestra mesa plena de sabor. Y sin palabras nos dejo el sabor de la costilla asada a baja temperatura.

Capítulo aparte merecen los vinos, apartado donde también he notado una gran evolución. De ahí la condición de Asador & Vinoteca que ha adquirido el local. La bodega ha dado un salto cualitativo importante. Algo que resultaba necesario dada la exigente clientela que ha ganado el establecimiento en los últimos años.

La Taberna de Elia es ya un lugar de culto para los amantes de la carne, me atrevo decir que a nivel nacional. Un lugar, de la mano de Catalino, que no deja de mejorar como esas carnes maduradas que muy pocos como él, saben sacar el mejor partido.

Taberna de Elia

Vía de las Dos Castillas, 23. Pozuelo de Alarcón, Madrid

911 627 429 – 616 878 287

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