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Tributo a la tradición en Dehesa de los Canónigos

Hay placenteros hábitos que derivan en costumbres y que, con el paso del tiempo, se convierten en tradición. Cada canícula estival peregrinamos a la bodega Dehesa de los Canónigos, en el corazón de la Ribera del Duero, de nuestros grandes amigos, la familia Sanz para celebrar una reparadora comida que nos gusta cocinar a nosotros.

En esta ocasión nos decantamos por un pollo de corral en pepitoria que, a tenor de cómo se “rebañaron” los platos con el buen pan vallisoletano, podemos dar fe que nos salió francamente bueno. De entrantes, mi mujer Loles Silva cada vez más diestra y acertada en los fogones, preparó un delicioso y refrescante ajo blanco y una mousse de espárragos de la “Catedral de Navarra” que supusieron el antecedente perfecto para una comida distendida, franca y amigable que derivó en esas interminables sobremesas bajo pinos y viejas encinas musicadas por el delicado canto de los pájaros.

Ya por la noche, Iván Sanz, todo un derroche, como su hermana Belén y sus padres D.Luis Sanz y su mujer Mari Luz, de virtudes personales y profesionales, nos obsequiaron con un sabroso rodaballo al horno y por supuesto con su siempre acogedora compañía.

En innumerables ocasiones os he hablado de esta familia bodeguera. A la amistad que les profesamos se une nuestra admiración por el innovador trabajo que están desarrollando. Su afán por mejorar les hace estar constantemente pendientes de las novedades que se registran en el mundo del vino. Desde el absoluto respeto por la tradición, están a la última en materia de instalaciones y técnicas vinícolas.

Descubriendo el Albillo 2015 de Dehesa de los Canónigos

Cada año nos sorprenden. En esta ocasión nos dieron a catar la primera añada 2015 embotellada de un blanco, con uva albillo.Tras haber dado la luz verde ya el Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero, se está a la espera de que lo autorice Bruselas, para convertirse en el primer vino blanco de la DO Ribera del Duero. Dehesa de los Canónigos, es junto a Valduero, Felix Callejo, Dominio del Águila y la Cooperativa de Santa Ana, las primeras bodegas que han apostado decididamente por un blanco en una tierra de tintos, a partir de una uva autóctona, la albillo, utilizada desde siempre en la elaboración de los elegantes tintos de la Ribera.

El albillo Dehesa de los Canónigos tiene un mínimo de seis meses de crianza en barricas de roble francesas que le otorgan según me comento Belén Sanz y pude apreciar personalmente, cuerpo en boca y unas sensaciones en nariz aromáticas, intensas y frescas. Me gustó mucho la iniciativa, que viene a demostrar que los bodegueros de la Ribera, caso de la familia Sanz, no solo velan por preservar su pasado, sino que están muy al tanto de las actuales tendencias. Y el consumo de blancos, esta desde luego, en alza.

Dehesa de los Canónigos es mucho más que vino. A las plantaciones de maíz, remolacha o patatas han añadido un pequeño huerto ecológico, los visitantes de esta bodega disfrutaran de un día de enoturismo al que se suma una visita al huerto ecologico en el que cultivan tomates, cebollas, calabacines o lechugas con las que ya estoy tardando en preparar una más que saludable menestra.

Cada vez que me despido de esta familia tras visitar una bodega, que es mi casa, me voy relajado y reconfortado con el ser humano. Personas que reconcilian con lo mejor del ser humano. Cuando uno sufre tantas decepciones personales, gentes como ellas, vuelven a hacerte creer en la amistad que merece siempre la pena ser entendida.

 

 

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