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IV Cata- Concurso de Tomates de Valdetorres de Jarama

Valdetorres de Jarama es un pueblo cercano a Madrid, que sorprendentemente ha conseguido mantener las esencias de la vida de los pueblos de antaño. En estos días sus habitantes celebran las fiestas en honor al Santísimo Cristo Crucificado y entre procesiones y devoción se celebran multitud de eventos gastronómicos.

Uno en los que participo desde su comienzo hace ya cuatro años es en el de la Cata- Concurso de Tomates, un evento organizado por Don Salvador Mora y el Ayuntamiento.

Cuentan los mayores que en esta zona se daba un tomate autóctono y exquisito, un tomate rosa que se perdió en el recuerdo, ya que los tomates de Valdetorres se han mezclado mucho.

La pasión y la tenacidad de los agricultores han recuperado el tomate en sus pequeños huertos. Así que Salvador Mora, un vecino que apuesta por nuevas iniciativas para el pueblo, ha querido premiar este esfuerzo organizando la cata del tomate, en la que yo participo como Presidente del Jurado.

Los requisitos para participar exigen que los tomates hayan sido cultivados en estas tierras y que los participantes traigan tres piezas de cada mata que quieran presentar al concurso.

Este año con tanto calor se auguraba una buena cosecha, pero me cuentan los agricultores que muchos tomates se han perdido por las últimas tormentas y otros han sido atacados por la araña roja. Pero aún así, en la cata tras una larga selección se eligieron 5 participantes.

El tomate de este lugar se caracteriza por su piel fina, carne en abundancia y poca pipa. Todos los tomates se colocaron a temperatura ambiente en un cuarto antes de la cata, sin sal, ni aceite, simplemente puro tomate, para así degustar toda la gama de sabores de la huerta.

Se entregaron tres premios, tres azadas para fomentar que los agricultores mantengan nuestros campos, nuestras huertas y los sabores de siempre.

Mientras catábamos los tomates en la Plaza se preparaba una enorme caldereta de carne con patatas para los vecinos. Impresionantes las cazuelas para dar servicio a cerca de 1000 personas. Hablando con los cocineros del evento me contaron que se dedican a organizar grandes comidas en fiestas populares.

En las ollas había más de 300 kilos de carne y patatas para un auténtico regimiento.

Y mientras las calderetas bullían, el Valdetorres más gastronómico celebraba un concurso de arroces. Por eso de que el «mejor arroz es el» de mi madre», los vecinos compitieron para demostrar sus dotes en el arte arrocero.

El arroz lo ponía el ayuntamiento y los vecinos equipados con sus roscos, bombonas, paellas y los ingredientes necesarios, iniciaron su particular concurso.La velada transcurrió en un buen ambiente de competición alrededor de nuestra gastronomía y las recetas de siempre. Crónicas de un pueblo que nunca deberían perderse.

 

 

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