Hoteles gastronómicos

Quique Dacosta, luz y brisa mediterránea en Madrid

Puede ser casualidad o no, pero el cocinero de la luz de Mediterráneo, el embajador de las brisas de ese mar ancestral que engendró la civilización misma, no podía haber aterrizado en Madrid sino fuera al lado de Neptuno, el hijo de los dioses Saturno y Ops, el gobernador de todas las aguas y los mares capaz de cabalgar las olas sobre caballos blancos.

Quique Dacosta, uno de nuestros trisestrellados Michelín y abanderado siempre de esos intangibles valores que hacen a un cocinero universal, como son raíces, imaginación y técnica, ha llegado a Madrid para abrir a los paladares capitalinos una variada y rica oferta gastronómica en el emblemático Hotel Ritz, ahora Mandarín Oriental Ritz, que ha reabierto sus puertas tras tres años de cuidadas reformas.

Quique Dacosta

Dacosta apuntala esa marcada tendencia de convertir a los hoteles de tronío en espacios gastronómicos de altísimo nivel y lo hace, con enorme dosis de arrojo, en plena pandemia y cuando la capital de España empieza a dar signos evidentes de su pujanza, de sus ganar de remontar el vuelo y de convertirse en una de las ciudades de referencia a nivel mundial.

Cinco años de trabajo para cinco propuestas gastronómicas diferentes, pero todas con el sello de Quique, que no es otro que su obsesiva apuesta por el producto, su irrenunciable rendición al sabor y la identificación con la tradición culinaria de allí donde se ubica. Desde el “Jardín del Ritz”, con una carta más informal y accesible- a un precio medio de 35 €-hasta la elegante experiencia que puedes disfrutar en el “Champagne Bar” maridando exclusivos champanes con ostras, caviar o angulas, pasando por el Palm Court donde se podrá desayunar o tardear con el afternoon tea, por su extraordinario espacio para los cócteles o el “Deessa”, diosa en valenciano, donde ha situado a su gente de confianza capitaneados por Ricard Tobella, con el que lleva más de una década trabajando mano a mano y quien interpreta a la perfección la sabiduría y la magia que atesora Dacosta.

Ha sido, precisamente en Deessa donde me he interiorizado esa capacidad innata de Quique por satisfacer y excitar en cada plato muchos de nuestros sentidos. Un menú armónico, magníficamente servido por un orquestal equipo de sala, que reivindica desde sus memorias extremeñas de infancia a su consagración mediterránea, sin olvidar el Madrid que pretende seducir.

Y no dudo que lo conseguirá. Quique Dacosta, le conozco hace mucho tiempo, siempre tuvo la capacidad de transmitir belleza y mucha emoción en sus creaciones. Pocos como él, han sido capaces de conjugar esa armonía que debe coexistir entre los valores de la vanguardia, indudablemente apegados a la innovación, con los de la tradición, como puede ser el indispensable sabor que debe impregnar cada plato.

Madrid es, desde ahora, más mediterránea. Si cierras los ojos, hasta sientes la brisa marina en el Mandarín Oriental Ritz. Quique cabalga, como Neptuno, sobre las olas de pandemias e incertidumbres, dibujando una sonrisa al desafiante rostro del futuro. Ha venido a Madrid cargado de luz para combatir muchas sombras.

 

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