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Pedraza, desgraciadamente, pierde una buena parte de su identidad

Abandono Pedraza de La Sierra con una sensación tremendamente agridulce. En paralelo a la verificación de que cada año aumenta en prestigio y popularidad su Concierto de las Velas, al que desde hace ya más de dos décadas soy asiduo espectador, me resulta desolador comprobar como verdaderas señas de identidad de esta ejemplar Villa Medieval han desaparecido o están en trance de hacerlo.

Mis amigos de la ‘Fundación Villa de Pedraza’, que tanto han hecho por preservar la historia y la singularidad de este bellísimo enclave segoviano, me llevaron a conocer los vestigios de la que fue la antigua farmacia, cerrada hace ya algún tiempo.

Me resultó especialmente doloroso ver lo que fue este verdadero dispensario de salud desde principios de siglo. En cada tarro donde se albergaban decenas de plantas medicinales o en los utensilios que el viejo boticario, Don Pedro, utilizaba para llevar a cabo sus experimentos químicos para alumbrar remedios naturales contra las enfermedades, podía vislumbrar y trasladarme en el tiempo.

A esos tiempos pretéritos, dotados de mucha autenticidad, en los que el esfuerzo y el talento del hombre suplían las carencias propias de unas épocas caracterizadas por la precariedad y las necesidades.

¿Cómo es posible que no haya institución alguna que vele por preservar estas auténticas reliquias de nuestro pasado? ¿Cómo es posible que no exista sensibilidad alguna en las administraciones para evitar que estos vestigios del ayer desaparezcan? Me rebelo ante ello.

En la trastienda de la vieja farmacia de principio de siglo, donde con primor la hija del viejo boticario guarda estos tesoros, descubro hasta una novela de Camilo José Cela titulada “Judíos, Moros y Cristianos”, en la que el Premio Nobel gallego, en un viaje por tierras de Segovia habla de la farmacia y el boticario Don Pedro. Un hombre curioso, atento y culto, decía que gustaba pasear con otro ilustre vecino de Pedraza, el pintor Ignacio Zuloaga, al caer la tarde, cuando el sol se oculta en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama.

No menos dolor e indignación me produce la inminente desaparición de la legendaria taberna, contigua con la farmacia y en la misma plaza del pueblo, auténtico epicentro de la vida social del municipio. El próximo 30 de Septiembre pasará a ser historia si nadie lo remedia. Los propietarios del inmueble donde está ubicada ponen la venta el inmueble y los inquilinos de la taberna, tras más de setenta años, deberán clausurarla

Se arroja el telón sobre la más antigua y verdadera taberna de Pedraza de la Sierra, fundada allá por los albores de la Guerra Civil por Don Mariano, de ahí su nombre, que a la postre fue durante más de cuarenta años regidor del municipio.

Siempre, durante los casi venticinco años que frecuento este lugar ha sido el lugar donde he saciado mi sed y donde he echado a volar mi imaginación. El sitio de mi recreo, de mi fantasía y mi descanso. Voy a echar mucho de menos sus brandys con más de cincuenta años de antigüedad, su mobiliario único y la amabilidad con la que me atendían las nietas de Don Mariano.

Pedraza pierde mucho con la desaparición de una farmacia y una taberna, indisolublemente unidas a su idiosincrasia, a su razón de ser. Nunca volverá a ser la misma que un día conocí.

Lamento profundamente que las futuras generaciones no sepan que comercios tan señeros existieron un día.

Entristecido me quedo…

(Fotografías de Carlos Barrera)

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