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Minero por un día

Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo a que haga, al menos, una vez en su vida. HUNOSA me ha dado la oportunidad de sentirme minero por un día. Viaje hasta el municipio asturiano de San Martin del Rey Aurelio para visitar el Pozo Sotón, una emblemática explotación de carbón, que como tantas otras ha cesado su actividad. En la actualidad se ha convertido en un enclave turístico donde podéis tener la experiencia de sentiros mineros recorriendo sus distintas galerías e incluso practicando el durísimo oficio de barrenista o de picador. También poder ver un completo museo que recrea la historia de la explotación minera que data del siglo XVIII.

Minero por un día

Acompañado por mi querido colega Juan Ramón Lucas y el eminente gaitero Hevia, bien pertrechado para la ocasión con vestimenta, linterna y batería, y junto a un eficiente, amable e instructivo grupo de guías, nos introdujimos a través del ascensor conocido como jaula hasta la novena planta a más de quinientos metros de profundidad. Desde allí, ya a pie descendimos hasta la décima y última planta del Pozo, donde Hevia nos deleitó a todos, poniéndonos los pelos de punta, interpretando con su gaita el himno de los mineros dedicado a Santa Bárbara.

Hevia interpreta el himno de los mineros dedicado a Santa Bárbara.

En esa planta tuve la oportunidad de experimentar el ingente esfuerzo de los que fueran barrenistas, que se dedicaban a abrir, pico en mano, las kilométricas galerías subterráneas o a cargar en los vagones los restos que deparaban las cargas con dinamita. Y tal vez lo que más me impactó, abrirte camino por un angosto pasadizo, entre maderas que apuntalan el camino, hasta llegar a una veta de carbón para ejercer por unos minutos de picador.

José Ribagorda

La experiencia es sobrecogedora. Jamás pude imaginar que el oficio de minero pudiera san duro. No es propio de personas, sino de verdaderos superhombres.

Bajar la mina, ejercer por unas horas el oficio de minero, te permite ponerte en la piel de estos sacrificadísimos y ejemplares trabajadores y sentir en un breve espacio de tiempo, el esfuerzo de una vida entera. Sentir su agotamiento, el riesgo permanente en el que vivían, su anhelo por salir a la superficie y encontrarse con sus familias, es algo que todos deberíamos vivir alguna vez para dejar de quejarnos sobre lo que nos pueda acontecer. Y es que no hay nada comparable. Ponerse, de verdad, en la piel de tantos mineros te sirve para dignificar al máximo este oficio, reconocer su esfuerzo y profesarles el máximo respeto y consideración. Al salir y ver, además, el memorándum de los cientos de fallecidos en el Pozo la impresión por lo vivido y la emoción te desborda.

Experiencia en la mina

Agradezco, de corazón, a HUNOSA la experiencia vivida. Es mucho más que turismo, mucho más que conocer la historia industrial del Principado. Es una lección de humildad. No creo que haya nadie comparable al oficio de minero. Nada comparable al trabajo de miles y miles de mineros que se han dejado la vida para proporcionarnos bienestar y confort a todos.

Visitar la web www.pozosoton.es, programar una visita y dedicaros a felicitaros por la vida que tenéis.

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