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Padrino del primer corte de la Granada Mollar de Elche

En muchas ocasiones he destacado la generosidad del ámbito gastronómico con mi persona. No me cansaré nunca de valorar la sensibilidad de productores, hosteleros, cocineros y profesionales de sala con la labor que desarrollamos los medios de comunicación, algo que no todos los sectores tienen en cuenta.

Granada Mollar de Elche

Los enriquecedores días que he vivido en la ciudad alicantina de Elche me ratifican en ello. Lo he podido constatar teniendo el honor de ser el padrino del primer corte simbólico de la granada mollar de Elche con el que se ha dado el pistoletazo de salida a la temporada de la Denominación de Origen Protegida de esta singular fruta.

Durante el cálido y entrañable acto, en el que me acompañaron la excepcional cocinera Susi Díaz y el maestro repostero Paco Torreblanca -embajadores ambos de la granada mollar de Elche-,  pude comprobar con satisfacción como prima el consenso y la unidad de acción de todas las instituciones en torno a un producto que genera riqueza y otorga identidad a toda una comarca.

Tanto el alcalde de Elche, el socialista Carlos González como el presidente de la Diputación de Alicante, el popular y emergente Carlos Mazón, no dudaron con su presencia y sus palabras en mostrar su decidido apoyo al fruto por excelencia del Camp d´Elx y a un sector personificado ejemplarmente por Francisco Oliva, presidente de la D.O. , que auguró una producción de alrededor de 50.000 toneladas, gracias a la incorporación de granados jóvenes plantados hace años que cada vez producen más. Una Denominación de Origen que ampara a 40 municipios de las comarcas alicantinas del Baix Vinalopó,  L´Alcantí y la Vega Baja y otorga a la granada ese marchamo de calidad que indudablemente posee gracias a la permanente labor de control e innovación tecnológica que se aplica a la producción.

La experiencia me ha servido para conocer mucho más un producto que necesita de un mayor conocimiento y reconocimiento por los consumidores españoles. Estamos ante una de las granadas más valoradas del mundo. Su particular dulzor, la blandura de su pepita – inapreciable y apta para el consumo- y su sugerente y vivo color alimentado por la exposición del fruto al sol y a esa luz única de la zona, permiten que no tenga oposición en los mercados internaciones hacia donde su dirige un 70 por ciento de la producción.

Es indudable que existe un amplio margen para ganarse la confianza de los consumidores de nuestro país. A las inmensas posibilidades gastronómicas que esta fruta tiene como la de alumbrar esos sabores que fusionan lo dulce con lo salado y el indudable aporte estético que aporta a cualquier plato, se une el incuestionable y pujante valor de lo saludable. Estamos ante una de las frutas con más contenido en antioxidantes, vitaminas y minerales.

A estas excepcionales cualidades me referí durante mi intervención. No dudé en calificarla como la fruta de los valores. Y además del valor de lo saludable, apelé al de la tradición. Para encontrar el vínculo de la Granada con Elche hay que remontarse al siglo II antes de Cristo. Fueron los cartagineses los que introducen el granado en el área mediterránea y sin los romanos los que extienden su cultivo por toda España. Son muchos siglos ya de dedicación al cultivo que se han ido transmitiendo de culturas a culturas y civilizaciones hasta nuestros días.

Tanto conocimiento es un indudable valor añadido para las actuales generaciones de agricultores que entienden, con razón, que el cultivo de la granada es sinónimo de riqueza y prosperidad. Y aludí también al valor identitario que la granada otorga a toda la comarca.

Paco Torreblanca, Susi Díaz, José Ribagorda y Francisco Oliva

Un producto plenamente identificado con la tierra que conforma personalidad a esa gastronomía local y arraigada al territorio tan en boga últimamente entre otras razonas debido a la pandemia.

Padrino del primer corte de la Granada Mollar de Elche

Me he alegrado especialmente de apadrinar una temporada de la granada mollar de Elche con la que se vislumbra la salida del túnel oscuro al que nos ha abocado a todos la pandemia. Se ve la luz, una luz que se percibe con más fuerza en un lugar como Elche, donde la luminosidad impera y donde todo parece brillar con más fuerza gracias a sus emprendedoras, cálidas y acogedoras gentes. Gentes, como pocas he visto, tan orgullosas de sentirse del lugar que les vio nacer. Razones no les faltan.

 

 

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