¿Qué se cuece?

VI Edición de los Premios Castilla y León de Gastronomía

Restaurante Ambivium, Miguel Cobo, Marcelino Calvo y Nino Martínez, Javier Sanz Viticultor, I.G.P. Morcilla de Burgos, BEHER Bernardo Hernández, La bodeguita de San Segundo, Mesón del Cerrato, D.O.P. Cebreros y la D.O. Queso Zamorano, son los premiados en esta ocasión, una edición muy especial para la Academia por ser la primera que celebra siendo Entidad de Derecho Público Regional.

En el Hotel Colón Plaza de Valladolid, se reunió el Jurado formado por Jesús Ramiro, Rafael García, David Villorejo, Jose Ignacio Jiménez, Javier Cano, Fernando Franco, Benigno Garrido, Fernando Lázaro, Elena González-Santacana, Fernando Romera, Inma Cañibano y Chelo Miñana, con la presidencia de Julio Valles.

VI Edición de los Premios Castilla y León de Gastronomía

Trayectoria, peso específico, proyección, innovación o repercusión en Castilla León o fuera de ella, fueron apasionadamente debatidos antes de pasar a las votaciones y llegar a los resultados siguientes:

Mejor Restaurante: Restaurante Ambivium, Peñafiel, (Valladolid)

Mejor Cocinero: Miguel Cobo (Burgos)

Mejor Sala: Marcelino Calvo y Nino Martínez, El Ermitaño, Benavente (Zamora)

Mejor Bodega: Javier Sanz Viticultor, La Seca (Valladolid)

Mejor Producto: I.G.P. Morcilla de Burgos, (Burgos)

Mejor Industria Agroalimentaria: BEHER Bernardo Hernández, Guijuelo, (Salamanca)

Mejor Local de Vinos o Copas: La bodeguita de San Segundo, (Ávila)

Mejor Restaurante Tradicional: Mesón del Cerrato, Tariego de Cerrato (Palencia)

Revelación: D.O.P. Cebreros, (Ávila)

Mención especial: A la D.O. Queso Zamorano, en su 25 aniversario (Zamora)

Restaurante Ambivium: Llegaron con un proyecto de calidad, exclusividad y sofisticación que sale del corazón y del paisaje, que se levanta firme sobre unas raíces familiares ligadas a la gastronomía y al vino de Castilla y León. Han levantado polvaredas de admiración mediática, olas de deseo entre los amantes del buen comer y el buen beber, el deseo de visitar y conocer de primera mano las creaciones de un equipo que trabaja y construye día a día el fascinante futuro desde un sólido presente.

Miguel Cobo: Mar y Tierra se unen en este cocinero de arrasadora personalidad y trayectoria potente. Inconformista, perfeccionista, marcado por una faceta que le impulsa a estar en un continuo desafío creativo que no se limita únicamente a su cocina, que le lleva a la búsqueda de nuevos espacios en los que poder disfrutarla como el nuevo proyecto que abrirá en los próximos meses. Ya tiene una estrella y un sol, sí, pero le sobra luz propia para que su estilo siga brillando.

Marcelino Calvo y Nino Martínez: Un binomio que ha hecho de la sala del restaurante El Ermitaño un oasis de placer, educación y buen gusto. Trabajo sincronizado que inspira y es un ejemplo para los jóvenes profesionales que están comenzando en este sector y en este ámbito de la restauración, fundamental como puente entre la cocina y la mesa, bodegas y productores, eligiendo y aconsejando en función del plato y el cliente. Elegancia y bonhomía que transmiten lo mejor, lo clásico, la vocación y pasión de un oficio, el arte de ser un buen camarero y especializarse en ello.

Javier Sanz Viticultor: Son ya cinco generaciones las que se han dedicado a cuidar la viña, a mimarla, respetarla y elaborar con ella vinos de calidad que lo reflejen. Sin robar el protagonismo al Verdejo, variedad reina de la D.O. Rueda de la que tienen una espectacular muestra en parcelas como el Pago de Saltamontes (1863), la bodega ha realizado un encomiable trabajo de recuperación de variedades en desuso como la Malcorta o el Colorado, que se suman a la Bruñal, el Sauvignon Blanc y otras elaboraciones de su gama de vinos.

Y, hablando de recuperaciones, destacar como complemento a su labor empresarial la adquisición y rehabilitación de la iglesia franciscana de la Orden Tercera, situada en La Seca y que se encontraba en una penosa situación

I.G.P. Morcilla de Burgos: Son muchos los años que llevan persiguiendo la protección de su nombre y apellido para que únicamente identifiquen al verdadero producto, al que merece llevarlos. Ahora, gracias a la consecución y reconocimiento de la I.G.P. tienen en sus manos su defensa y como obligación impuesta dar garantía al producto, así como su investigación, desarrollo y promoción para que no se pierda ni su nombre ni la identidad y calidad que lleva aparejado.

BEHER Bernardo Hernández: Por ser una empresa familiar modélica, tanto en sus instalaciones, presentación, distribución y venta del producto, como en su control exhaustivo de la calidad en cada uno de los procesos de la crianza del cerdo ibérico. Selección genética, trazabilidad y una cuidada alimentación en cualquiera de las etapas, destacando los que van al engorde con bellota en el periodo de montanera. Por su apuesta por la producción de raza 100% ibérica, por su sostenibilidad y por lo que representan el jamón y los embutidos en la gastronomía de Castilla y León y su proyección en España y en el mundo.

Bodeguita de San Segundo: Por primera vez entregamos el premio a un local especializado en vinos, con incontables referencias servidas por copas y bien acompañadas por tapas de calidad. Algo tan nuestro como ir de vinos no podía seguir quedando en segundo plano. La labor de la Bodeguita de San Segundo en la difusión del trabajo de las bodegas, dando a conocer las nuevas etiquetas, llevando a nivel de barra a las míticas y empeñándose en facilitar a sus clientes el poder disfrutarlas, es una tarea que bien merece ser reconocida por todo lo alto.

Mesón del Cerrato: La tradición se siente desde que cruzas su puerta. La cocina hace honor a la tierra y a los productos que vienen de ella, resalta la calidad de las legumbres y verduras palentinas y no se olvida de endulzarnos la vida con la delicadeza de sus postres. Memorable su lechazo asado al horno de leña. La entrada en escena de una segunda generación familiar ha puesto de relieve como se puede seguir manteniendo un estilo propio, renovándolo con una frescura que no le hace perder ni un ápice de su personalidad propia

D.O.P. Cebreros: ¿Revelación? Pues sí, revelación, porque las cepas casi olvidadas se han vuelto protagonistas de portadas, han invadido la prensa especializada y están en boca de todos. Y ha sido gracias al trabajo de un grupo de viticultores empeñados en que no desaparecieran, en elaborar buenos vinos, vinos singulares que sorprendieran, se conocieran y permitieran seguir salvaguardando un patrimonio material y otro más profundo, el de la historia y el recuerdo.

D.O. Queso Zamorano: Ha cumplido ya 25 años como Denominación de Origen, defendiendo la calidad y la diferenciación de un queso que es bien reconocido y valorado por los críticos de todo el mundo.

Elaborado con leche de ovejas de las razas churra y castellana, una curación mínima de 100 días y origen limitado al territorio de la provincia de Zamora, ha de estar identificado con el sello y la contretiqueta del Consejo Regulador para que podamos estar seguros de que cumple con las características que se le exigen para que al consumirlo podamos disfrutar de un queso único.

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