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Claros con el agua

Cuando me dieron a conocer la campaña #clarosconelagua” (www.clarosconelagua.com), tuve pocas dudas a la hora de adherirme a la promoción de la misma. Como podéis ver en las fotos que acompañan este post, en estos relajantes días de vacaciones en los que aprovecho para visitar y disfrutar de mis amigos, la reunión en torno a la mesa es un ritual que nunca puede faltar. En esta ocasión, como en tantas otras, en uno de mis lugares recurrentes el asador El Jardín de Pedraza (Segovia), el cordero asado siempre tiene como anticipo y telón un refrescante trago de agua mineral. Agua pura que me alivia la sed y me predispone de la mejor manera para el disfrute gastronómico, siempre al albor del producto y los buenos vinos a ser posible de la zona y el que depara la conversación con los buenos amigos que te depara la vida.

Claros con el agua

Nunca he dudado cuando acudo a un restaurante en solicitar agua mineral embotellada, una determinación que he acrecentado cuando, en alguna ocasión, me han servido aguas filtradas del grifo en golosos y atractivos envases sin la suficiente información y garantías.

Estamos hablando de agua del grifo que se filtra en el propio restaurante, eliminando el elemento protector de este tipo de agua (el cloro) y que se ofrece al consumidor en botellas de vidrio en lugar de en jarras, pudiendo ser fácilmente confundible con un agua mineral.

Como amante y defensor de la buena gastronomía,sé que las aguas minerales naturales son un producto alimentario puro desde su origen. Es por eso que no necesitan recibir tratamiento químico alguno para su consumo. Su procedencia subterránea las mantiene siempre protegidas, de forma absolutamente natural, de cualquier tipo de contaminación. Y no solo eso, como he podido comprobar personalmente, se envasan en el mismo lugar físico del manantial con unas condiciones de extrema asepsia para preservar su pureza original y mantener inalterables sus saludables propiedades y su contenido en minerales que nunca se altera durante el proceso de envasado.

Gracias a la etiqueta, los consumidores sabemos con precisión y exactitud máxima las características de cada agua mineral, por lo que podemos elegir la que mejor se adapta a nuestras preferencias gustativas y necesidades fisiológicas.

La empresas de aguas minerales han realizado, además, un importantísimo esfuerzo para lograr el reciclaje de la práctica totalidad de los envases que consumimos, lo que dice mucho de su sensibilidad medioambiental.

Estamos, en definitiva, ante una campaña que nace para fomentar las buenas prácticas y la transparencia con el agua por la que siempre debe velar el sector de la hostelería y que redunda en beneficio del consumidor. Teniendo en cuenta que ocho de cada diez españoles no ve bien que le cobren por el agua del grifo, por muy filtrada que esté y que cuando piden agua desean que les sirvan agua mineral, creo que los hosteleros realizan un ejercicio de responsabilidad y una apuesta por una gastronomía de calidad cuando se decantan por aguas minerales de calidad y con todas las garantías sanitarias. Hacerlo frente es apostar por el adecuado trato que siempre merece el cliente.

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