Restaurantes

Casa Marcial. Veinticinco años de excelencia

Veinticinco años, y lo sé por experiencia, no se alcanzan por casualidad. En estos años dedicado a divulgar la gastronomía, he asistido a fulgurantes ascensos y a sonados fracasados. Han sido muchos los restaurantes que he visto palidecer, porque no han sabido estar a la altura, con el paso del tiempo, de las expectativas que habían creado. En algunas ocasiones por un exceso de pretenciosidad, en otras, sencillamente, porque el nivel de exigencia que conlleva la excelencia gastronómica, les ha terminado devorando.

Quiero ensalzar con esta breve introducción, el inmenso mérito que atesora Nacho Manzano al cumplir este 25 aniversario del restaurante que allá, por 1993, abrió Nacho en Arriondas. La cuarta generación de aquella familia que en 1898 abrió Casa Marcial como fonda o casa de postas, es decir Nacho y sus tres hermanas,  Esther, Olga y Sandra, iniciaba una incierta y prometedora aventura que ha terminado por situarle, con sus tres Estrellas Michelin (dos en Casa Marcial y una en La Salgar de Gijón) como un auténtico referente de la gastronomía nacional.

Para celebrar este redondo y meritorio aniversario, Nacho ha decidido trasladar su honesta cocina a lomos de las brisas cantábricas, los sabores y texturas de los excelsos productos de su amada Asturias y el soporte de la tradición culinaria heredada de su familia y de la misma tierra en la que se cría, en principio a Madrid. Posteriormente, en primavera y otoño, los mejores chefs nacionales prepararan junto a Nacho menús especiales para celebrar estos 25 años de buen hacer y de excelencia.

He tenido el inmenso privilegio de degustar un largo menú con el que Nacho quiere celebrar una fecha tan importante. Con un mérito añadido, el de elaborar los platos emblemáticos de su cocina, alejado de los fogones de su casa. Un menú en el que uno puede verificar su absoluto respeto por el producto autóctono y por esa gastronomía que ha marcado todos los tiempos en Asturias, a la que la prodigiosa técnica de Nacho Manzano instala en la modernidad y en la estética contemporánea.

La cocina de Nacho sabe, evoca, sugiere y asombra. Platos, tremendamente vivos, que lo mismo te sugieren las brisas y los aromas del Cantábrico, que los altas zonas de montaña  donde los gochus (el puerco astur celta felizmente recuperado) disfruta de su plácida libertad entre castañas, trufas, manzanas o berzas. Nacho sostiene el ayer y proyecta la gastronomía de su tierra a todos los futuros.

Sorprende su conocimiento, su técnica desarrollada acorde con su personalidad, con humildad, sin alharacas ni artificios, con la sencillez que emana de su personalidad. Líquenes, Pitu de Caleya, fabes, salmonetes, coliflores, anguilas ahumadas con oreja de cerdo, becadas, calamares, almejas, percebes, un auténtico universo desfilan ante el comensal en perfecta armonía, entre los sabores del mar y de la tierra, entre el ayer y el mañana….

Y por si todo esto fuera poco, esta auténtica sinfonía gastronómica, se presenta con un servicio intachable, perfecto. Absolutamente destacable la sabiduría que atesora el sumiller Juan Luis García. Realmente encomiable el acompañamiento que a cada plato con una cuidada selección de sidras, champagnes y muy especialmente vinos de Jerez. Asombrosos finos, palos cortados, manzanillas y amontillados que encumbran una experiencia gastronómica a la altura de uno de los mejores chefs que tenemos en España.

La sencillez, la honestidad y por supuesto, el talento, querido Nacho, tienen que tener su recompensa. Enhorabuena por estos 25 años y por muchos más.

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