¿Qué se cuece?

¿Qué querían ser de mayores los grandes chefs?

De casta le viene al chef. O no.

Cuando hablas con los estudiantes de cocina que participan en el concurso GMchef, destapa tu creatividad, o incluso con sus profesores, la mayoría reafirma lo que ya imaginas; que su profesión es vocacional y que en la mayoría de los casos esa pasión por la cocina les viene de familia. Lo mismo ocurre con los grandes chefs españoles, casi todos ellos provienen de alguna saga de cocineros o desde bien pequeños la cocina ha sido su debilidad.

Es el caso de Carme Ruscalleda, que ya en su infancia incluyó la cocina en sus juegos; la arena era el arroz o unas hierbas hacían de setas. Sus orígenes modestos agudizaron su creatividad pero también la llevaron a cocinar para su familia a los 10 ó 12 años, mientras sus padres tiraban adelante un establecimiento de venta de grano para el ganado y charcutería. Autodidacta, primero se incorporo al negocio familiar, al que incorporó la venta de platos preparados por ella misma, y en 1988 abrió con su marido el restaurante Sant Pau.

Otra “grande” de la cocina, Elena Arzak, se crió entre pucheros y heredó de su padre el amor por la gastronomía. Estudió Hostelería y se formó en los principales restaurantes europeos. También vasco, Karlos Arguiñano, hijo de taxista y modista, ha declarado que de niño quería ser conductor de autobús. Y que a los 14 años se hizo chapista. Hasta la fecha lo que conduce de maravilla son los fogones.

José Andrés, otro norteño, pero de Asturias, se trasladó a los cinco años con su familia a El Prat de Llobregat. Desde muy pequeño le apasionó la cocina y se matriculó en la Escuela de Restauración y Hostelería de Barcelona. A los 21 años decidió dar el salto a EE.UU., donde ha popularizado la cocina española. Propietario de ThinkFoodGroup, actualmente es un reputado y afamado chef.

José Andrés

José Andrés

Martín Berasategui pasó su infancia en el negocio familiar, el Bodegón Alejandro. A los trece años ya entró en la cocina y a los 21 se convirtió en su máximo responsable.

Diverxo de Dabiz Muñoz

Diverxo de David Muñoz

De pequeño Dabiz Muñoz fue jugador de las categorías inferiores del Atlético de Madrid. Una lesión no le permitió ser una estrella del futbol pero sí de la cocina ya que volcó todas sus habilidades y creatividad en el mundo gastronómico. A los 17 años entró en la Escuela de Hostelería de Torrejón de Ardoz. Con la misma edad Alberto Chicote ingresaba en la Escuela Superior de Hostelería y Turismo, situada en la Casa de Campo de Madrid.

Quienes se llevan la palma en sagas hosteleras son los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca. Sus abuelos abrieron en 1920 una fonda en la comarca de la Garrotxa. Sus padres, en 1967, inauguraban Can Roca en un barrio de las afueras de Girona, una casa de cocina tradicional catalana donde los tres hermanos crecieron entre el aroma de los guisos de su madre. En 1986, Joan y Josep, con 22 y 20 años respectivamente, abren el Celler de Can Roca junto a la casa de sus padres. Más tarde se incorporaría Jordi Roca.

Ferran Adrià

Ferran Adrià

Ferran Adrià, nacido en Hospitalet de Llobregat, tuvo su primer contacto con la cocina fregando platos para pagarse un viaje a Ibiza. Cinco años más tarde, a la edad de 22, se fue de pinche a elBulli. Con 25, ya era el jefe.

Tanto si es una vocación tardía como si se lleva en los genes ser un buen chef implica conocimiento de los productos, creatividad, sacrificio, muchas horas de trabajo pero sobre todo muchísima pasión. Detectar sus necesidades y aprender con ellos forma parte del día a día de GMcash, el mayorista de distribución de Grupo Miquel, especializado en Hostelería y Restauración.

Fuentes: Expansión, El Mundo, El País Semanal, entrevista Casa Alfonso, cellercanroca.com, verema.com, El Periódico, takeachef.com.

 

 

Deja un comentario