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¿Por qué comemos croissants?

El croissant es sin duda el rey del desayuno. Pocos son capaces de resistirse a su crujiente textura, su particular sabor entre dulce y salado y el potente aroma de la mantequilla. Pero lo que ha hecho del croissant la pieza de bollería más solicitada del mundo, es una mezcla de características que lo hacen único y perfecto para consumir casi a cualquier hora del día. Moncho López, alma máter de Levadura Madre, nos cuenta las claves del éxito del croissant.

Moncho Lopez

Moncho Lopez

Comer una cosa u otra es una decisión que depende de múltiples factores tanto fisiológicos como emocionales, culturales e incluso económicos. Sin embargo, la atracción que sentimos por los alimentos altamente calóricos es un hecho irrefutable que todos hemos experimentado en muchas ocasiones. La explicación es muy sencilla: nuestro cuerpo está diseñado para sentirse atraído por los alimentos con un mayor aporte energético, es decir los dulces y grasos porque estimulan nuestras papilas gustativas y nos dan una mayor sensación de placer. Un reciente estudio de la Universidad de Irvine en California, EE.UU.  afirma que las grasas de ciertos alimentos producen en nuestro digestivo sustancias químicas similares a la marihuana relacionadas con la euforia.

Por otro lado, la ingesta de alimentos azucarados y de carbohidratos procesados como los que están presentes en la bollería que aumentan rápidamente la cantidad de azúcar en sangre, provocan el aumento de algunas sustancias químicas como la dopamina y la betaendorfina que nos provocan sensación de placer.

Croissant Levadura Madre

Croissant Levadura Madre

Pero ¿por qué el croissant?

Sin embargo estos datos no terminan de explicar por qué el croissant es la pieza de bollería más demandada del mundo.  Para esclarecer este punto hay que recurrir a todo un experto en la materia, Moncho López, propietario de las panaderías Levadura Madre, quien nos explica las claves del éxito del croissant.

  • “Por un lado es un bollo muy sencillo pero a la vez muy complicado. Parece una receta muy fácil de hacer, pero en realidad no es nada fácil conseguir una masa hojaldrada con el punto justo de crujiente en todas las capas”, asegura Moncho.
  • “Tiene el equilibrio perfecto entre lo dulce y lo salado”, nos dice. Lo podemos consumir con dulces como mermeladas o chocolates o con salado como fiambres o quesos. “Además es muy versátil y, tiene un tamaño muy polivalente”, añade Moncho.
  • “Es liviano. No se hace pesado ni de comer ni de digerir, por eso es apto para consumir a cualquier edad”. No es empalagoso y mezcla bien tanto con el café como con los zumos de frutas.
  • Por último, pero no menos importante, la experiencia sensorial de que supone notar “el crunchi, crunchi de cada una de sus capas. Diría que no comer un croissant a mordiscos es un crimen”, nos dice Moncho.

En resumen, el croissant es un producto delicioso, ligero, versátil y asequible que combina a la perfección con casi cualquier producto, así que como afirma Moncho: “de tan sencillo, ni lo toques”.

 

1 Respuesta

  1. Carmen

    Inventado en Marsella por los panaderos franceses al ver que los otomanos invadían por la noche su ciudad, símbolo de la media luna turca, mandaron a París este dulce para avisar que los turcos estaban allí.

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